Disolución fundacional

Vengo a extraer tus demonios,
darles su carne podrida y neones,
vengo a mirar lo que ves,
y sin verte mancharme en opaco. 
¿Hallaste lo que buscabas? 
Llegué como un perro herido,
compartí la mesa y el aire,
disfruté de nuestros pasos frágiles,
recordé lo dicho desde la voz del sol. 
¿Satisfechas las ansias que abrazan el vértigo? 
No hay mucho que decir, de nuevo,
salvo que reina la clásica encrucijada,
hay gente mirando al cielo en cada esquina,
los trinos se han esparcido en las ramadas. 
¿Qué tienes lejanía que cautivas las esperanzas? 
No han pasado ni cuatro siglos de esa película marchita,
y las luciérnagas buscan lombrices para charlar horizontes,
la quietud de las llagas adornan los jardines olvidados,
y mar a la redonda, es víspera de conocer que hay tras la noche.
   ¿Supiste tomar la mano invisible?